martes, 25 de enero de 2011

La tormenta perfecta (para la consultoría)

Estaba hojeando mi libro favorito -la wikipedia- y he llegado a un artículo acerca de las extinciones masivas la mar de animado.
"Las causas reales de la extinción de cualquier especie de fósil presumiblemente siempre seguirán siendo inciertas. Es cierto, sin embargo, que cualquier evento grave de extinción está siempre correlacionado con un trastorno ambiental importante "(Mayr, 1963.232 )
El caso es que al fin y al cabo, una extinción masiva es un cambio de las condiciones del entorno tan radical que hace que lo que antes significaba “adaptación” pase a ser “no adaptación”.
No quiero hacer ningun paper sobre la crisis, pero haciendo el tipico paralelismo, me suena a que “han cambiado las reglas del entorno de forma radical”. Mejor dicho, me gusta pensar que se está formando una tormenta perfecta para la consultoría y que hay oportunidades para readaptarse e innovar.
Algunos puntos de partida de mi planteamiento:
  • La crisis ha acentuado la necesidad de cambiar la estructura de las empresas -sea cual sea el tipo- hacia estructuras más ligeras y flexibles.
  • Las consultoras venden conocimiento, o eso solían hacer. Sin embargo, el 80% no lo tienen: Yo diría que tienen mano de obra más o menos avispada con poca o ninguna diferenciación. La competencia actualmente está en costes.
  • Las personas se identifican cada vez menos con una empresa y más con sus propias carreras. Eso no es malo ni bueno... sencillamente es diferente.
  • Las nuevas tecnologías abren posibilidades de creación y colaboración que hasta hace cinco años eran de ciencia ficción -hablo de lo que cualquier persona puede hacer con un pc de medio pelo, conexión a internet y un poco de software libre-.

Con estos dogmas, analizando el actual modelo de empresa de consultoría, me hago unas cuantas preguntas:
  • ¿Es realmente necesario que las empresas de consultoría tengan hordas de empleados en nómina que lo único que significan son costes fijos y perdida de flexibilidad? ¿Realmente se consiguen economías de escala?
  • ¿Es necesario malgastar talento poniéndolo “en nómina” forzando que haga proyectos que bien no le gusta hacer o bien no encajan con su plan de carrera?
  • ¿Tiene sentido contar con la misma gente/perfiles para dar servicios muy diferentes? ¿No limita esto de forma artificial el tipo de proyectos a realizar?
  • ¿Se puede capturar y retener “talento particular” cuando tu idiosincrasia no permite ponerlo en valor ya que la “marca” es lo único valioso?

A mi no me sale la ecuación. ¿Qué tal si “repensamos” esto de nuevo? Pongo un par de propuestas muy alineadas con los cinco principios del “nuevo modelo” propuesto por D.Tapscott: colaboración (opuesto a la jerarquía), apertura y transparencia, interdependencia, compartir la propiedad intelectual, que ya no es necesaria e integridad:
  • ¿Y si las empresas de consultoría se convierten en intermediarios de comunidades de conocimiento? En esencia, se podrían dedicar a gestionar (y conectar) redes de clientes y redes de colaboradores y a garantizar la calidad del servicio y en el pago. Nada más (y nada menos).
  • ¿Y si los empleados se convierten en autónomos que están fuera de la(s) empresa(s)? De esa forma eligen dónde especializarse, decidir con quién trabajar y cómo trabajar, la carga de trabajo que desean, etc.
  • ¿Y si los pagos se realizan en base a meritocracia? Las empresas, clientes y los pares se encargan de evaluar el trabajo de cada colaborador de la red y si quieren o no mantenerlo en su red de trabajadores.

Esta nueva forma de consultoría que planteo -teórica por supuesto- tiene más luces que sombras y creo que, en el medio plazo, podría ser el futuro de la consultoría. Ahora empieza a haber intentos, pero a muy pequeña escala. Creo que es dificil llevarlo a la práctica más por la transformación radical que representaría para muchas firmas que por otra cosa.
Como dice MAO siempre que puede: 
"Cuando se acerca una tormenta algunos se esconden y otros construyen molinos de viento".
Creo que este si que es un verdadero proyecto para ir cocinándose poco a poco... así que creo que entre todos podemos ir definiéndolo.

3 comentarios:

  1. Genial post. Déjame darle una vuelta, pensarlo y darle forma contigo. Me gustaría coger el guante que has lanzado y trabajarlo juntos. También quiero bloguear la idea porque me parece clave. Esta tarde seguro que iré a tomar cervezas con amigos de otras consultoras (también eso es innovación abierta como sabes, amic ;) así que no podré bloguearlo pero tenme en cuenta. En efecto no se trata de perpetuar un sistema que muchos consideramos extinto sino de procurar un nuevo enfoque al concepto "consultoría". Creo que estamos hablando en red y esa es la idea. Excepcional el concepto de meritocracia aplicado a la consultoría. Se trataría de fomentar el conocimiento procurando branding personal a los colaboradores y a la vez facilitando las relaciones entre partes. También me parece muy buena la reflexión sobre el peso de la marca a la hora de poner en valor ideas y capacidades. Creo que a veces nos limita (cualquier marca ya que todas tienen sello corporativo). Gracias por el post. Motiva e ilumina, es lo que busco en la red. Un abrazo Carlos.

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  2. Análisis que muchas empresas de servicios se llevan haciendo en los últimos años. Lo que es casi seguro es que va a haber un cambio hacia modelos nuevos, sin olvidar los antiguos. Por tanto se presentan años interesantes donde cada formato deberá buscar su propuesta de valor.

    Enhorabuena por el post.

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  3. Muy buen post.
    En cualquier caso, ten cuidado con las corrientes. La consultoría artesanal tiene muchas ventajas y algunos inconvenientes:
    - Los consultores, incluyendo los artesanos, buscan una línea fija de facturación. En algunos casos se realiza mediante una nómina, en otros, terminan subcontratados haciendo lo mismo, pero sin reconocimiento.
    - No he encontrado ningún sistema en el que la meritocrácia funcione en las organizaciones. Siempre hay un porcentaje de francotiradores que se suben al carro.
    - En el sector servicios, es complicado tener proyectos que te gusten, aunque, de algo hay que comer. Igual es porque no tengo un conocimiento específico sobre algo que me apasione.
    Un abrazo.

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