jueves, 16 de junio de 2011

Sobre los modelos

Una teoría tiene únicamente la alternativa de ser correcta o ser incorrecta. Un modelo tiene una tercera opción: puede ser correcto pero irrelevante.
Manfren Eigen, 1972

Modelos, modelos y más modelos

Cada vez más, en la consultoría de negocio florecen como una plaga veraniega los “modelos conceptuales”, los “modelos de referencia”, los “modelos productivos”, etc.
De hecho, parece que ningún Plan es nada sin un modelo ad-hoc que lo sustente: Plan de Innovación implica un modelo de la innovación, Plan de Gestión del Conocimiento implica un modelo de gestión del conocimiento, Plan de Comunicación implica un modelo de relación, etc. Todos diferentes, por supuesto.
NOTA: En este saco también me gustaría meter los modelos que aparecen en libros, revistas, etc. Ahí hay hasta "modelos de éxito".
Lo que es peor, en pocos o ninguno existe algún planteamiento de hipótesis, mediciones, análisis o comparativas que permitan comprobar la robustez y aplicabilidad del modelo. Sencillamente "sale", se publica y nadie lo pone en duda.
Con este panorama, mi opinión es que la mayor parte de estos modelos surgidos de la nada no sirven para nada y, de hecho, diría que hasta inducen al error. Lo mejor que se puede hacer es tomarlos como una “representación”, que al final es lo que son, representaciones.
A este respecto, cada vez que algún fan de los modelos me dice aquello de “en este documento falta un modelo”, le haría dos preguntas elementales:
  • ¿Para qué quieres un modelo?
  • ¿Cómo harías ese modelo?

Hay Modelos y modelos

(nótese el uso de Mayuscula y minúscula en el título - no es casualidad)
Posiblemente, en el fondo de mi alma reside un científico y por eso siempre intento preguntarme qué haría un científico si estuviera en mis zapatos cada vez que tengo dudas de fe como esta.
En ciencia existen y se utilizan con frecuencia modelos (recomiendo leer un artículo específico de la wikipedia, aqui) y la razón primordial de hacerlos es explorar, controlar y predecir ciertos fenómenos o procesos. Es decir, tienen una poderosa razón de ser.
Entonces quedaría resuelta mi primera “duda” (¿para qué quiero un modelo?) pero a la vez, se generan muchas otras más enfocadas en los propios modelos que descubro en mi vida profesional (¿exploran, controlan y predicen algo?).
Para abordar mi segunda “duda” (¿cómo hago un modelo?), los científicos tiran de un planteamiento “científico” y supongo que no es por casualidad.
De forma muy simplificada (no pretendo dar lecciones acerca del método científico), un planteamiento podría ser el siguiente:
  • Revisión bibliográfica de trabajos previos relacionados.
  • Definición del problema o suceso a modelar y planteamiento de hipótesis de partida.
  • Selección de los métodos experimentales para validarlas.
  • Observación de la realidad y toma de datos y mediciones (reales, a ser posible)
  • Análisis de datos y comprobación de la validez, robustez y aplicabilidad de las hipótesis y por ende, del modelo.
Mi segunda duda quedaría resuelta: Generar un modelo supone un trabajo laborioso, concienzudo y, en muchos casos, improductivo ya que es probable que, al final, el modelo no explique lo que tiene que explicar o que su ámbito de aplicación sea demasiado reducido.

Conclusiones

A modo de conclusiones, pongo un batiburrillo de ideas:
  • El proceso de generar un Modelo “de los de verdad” es costoso y, posiblemente, lento. Es mejor partir de Modelos “de los de verdad” anteriores, si existen, entenderlos y aplicarlos al problema en cuestión.
  • Un aspecto clave a considerar es la propia necesidad de generar el modelo: ¿explica o aporta algo que no explicasen los modelos anteriores? ¿tengo la necesidad de “explorar, controlar y predecir” esto?
  • Los modelos deben basarse en una “realidad” medida, no un “supuesto de realidad” ni en el “sentido común”. De hecho, el proceso de crear un modelo es “validar” un “supuesto de realidad” o el “sentido común”.
  • No todo en la vida tiene que partir de un “modelo”. Puede partir de “representaciones”, “entendimientos”, “visiones”, etc.
  • La más importante: si los clientes no piden modelos no es necesario dárselos. Diría más, incluso es arriesgado presentarles modelos (a ver si van a tener las mismas dudas que yo).